Es importante saber cómo defenderse, porque hoy en día, nadie está libre de sufrir una agresión. Se podrían haber evitado muchas agresiones si tan solo el agredido hubiera tenido, unos mínimos conocimientos de defensa.
La autodefensa tiene la finalidad de proteger la vida propia y la de los demás, se trata de una técnica de autodefensa y no de ataque.
Requiere su tiempo el estar preparado, ya que por mucho que la mente tenga claro lo que ha de hacer, el cuerpo no la sigue con la misma velocidad ni simplicidad, necesita un tiempo para aprender (el golpe de vista seguro, el reflejo, movimientos coordinados).
Planificar, moverse encubierto, dificultar las intenciones del atacante, estas, son algunas de las tácticas que pueden hacer que el final de una agresión pueda ganarse sin tener graves consecuencias.
Fundamentalmente existen dos maneras de plantearse la táctica en defensa personal: hui o escapar o luchar y combatir. Son dos formas de defensa, pese a que la primera tenga peor reputación, siendo la defensa más efectiva, ya que se cumple el objetivo de defenderse sin tener que llegar a la confrontación.
Se puede llevar a cabo una táctica en función de la situación, y esta puede tener infinitas posibilidad como el estar solo contra un adversario o varios, estar con una o más personas que puedan ayudar a la defensa, si los agresores tienen armas o si pueden llegar a tenerlas…
Por todo ello, debemos tener en cuenta:
1. Las posibles vías de escape, tener conocimientos de la distancia que tenemos con nuestro agresor, del arma en caso que lleve, de la distancia que hay a un lugar seguro.
2. Decidir que debemos proteger primero: a nosotros mismos, a nuestros acompañantes, etc.
3. La circunstancia numérica, es decir, si estamos solos, con un acompañante que nos puede ayudar o por lo contrario que hay que proteger.
4. En el caso de la presencia de más de un atacante, saber quién es el más peligroso, si el que va armado o el líder, y si fuera posible neutralizarlo el primero.
5. Hay que tener en cuenta el lugar donde se lleva a cabo la acción, y evaluar si nos beneficia y en caso de que no sea así, buscar uno más conveniente.
6. Si podemos defendernos que sea de manera rápida, para después poder huir, no se debería intentar retener o inmovilizar a la víctima.
7. Si en la defensa no hay armas, se debe buscar rápidamente los puntos vitales para dejar imposibilitado al agresor.
Todas estas situaciones, como anteriormente hemos comentado, deben plantearse, simularse y practicarse, para poder acertar de manera rápida en este tipo de situaciones.
La manera de defenderse, tanto si dispones de armas o no, son tan variadas como se pueda llegar a imaginar, por eso, lo importante es empezar sabiendo las cosas que no debemos hacer en determinadas situaciones, ya que puede conllevar a consecuencias desastrosas.
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