Existen diversos mitos que rodean a quienes practicamos artes marciales. Algunos bastantes molestos por el prejuicio que conllevan, otros que son para la risa. Muchos se han asentado en la mentalidad popular por un prejuicio, causado por el actuar de algunos pocos inescrupulosos que se hacen llamar artistas marciales. Otros mitos provienen de la exageración de los creadores de películas del género de artes marciales.
Vamos a revisar algunos de estos mitos sobre las artes marciales y ver cuál es la verdad detrás de ellos:
“Los artistas marciales son puros musculos sin cerebro"
¿Incultos? Nada más alejado de la verdad. Ya desde la época de los samuráis no era así: En la cultura samurái ellos en muchas ocasiones se dedicaban a los estudios intelectuales, y las artes como la literatura por ejemplo.
Los samuráis además se regían por un estricto código (no escrito) denominado Bushido, una especie de código de ética o de honor, que entre sus máximas contempla valores como la compasión y la lealtad, y buenas costumbres como la cortesía.
Hoy en día las artes marciales siguen inculcando valores como la disciplina, el autocontrol, muchas de ellas como por ejemplo el karate implican la búsqueda de un camino hacia la iluminación. No sólo implica saber pelear sino llevar a la vida diaria las buenas cualidades que las artes marciales pueden sacar a relucir en una persona.
“Los artistas marciales son violentos, o ‘matones’ “
En este punto debo decir que depende mucho de la personalidad (muchas personas pelean en la calle o bares sin haber pisado jamás un dojo) y especialmente de la visión de su escuela globalmente considerada, o sea de los valores que inculque el maestro.
Las artes marciales deben enseñar entre otras cosas el autocontrol, y la dignidad. Si uno se entrena para combatir, no es justo, y apunta a un grave problema en el carácter el utilizar todo lo aprendido con tiempo y arduo esfuerzo contra alguien que no ha tenido la misma preparación que uno para pelear (sí, aunque el otro se la haya buscado).
Un karateka, cinturón negro que lleva muchos años de entrenamiento, una vez me dijo, refiriéndose precisamente al tema de pelear fuera de una situación deportiva, que cuando uno está tan seguro de que puede ganar cualquier pelea, ya no se siente amenazado, e instintivamente va a eludir pelear porque tiene conciencia de que puede hacerle un enorme daño a la otra persona, y tiene claro que con esta actitud su honor permanecerá intacto. No hay nada que demostrarle a nadie.
Un verdadero artista marcial que se digne de ser tal evitará a toda costa tener que pelear fuera de un ring o tatami. Quienes lo hacen han perdido de vista los valores que por miles de años han querido promover las artes marciales.
Hay gente que cree que un maestro de artes marciales prácticamente puede levitar. Estas ideas surgen con las películas de artes marciales protagonizadas por actores como Bruce Lee, Jackie Chan o Jean Claude Van Damme. La verdad es que no es así: un buen artista marcial tiene un gran control sobre su propio cuerpo, y muchas veces sí pueden hacer acrobacias circenses que dejarían a muchas personas boquiabiertas. Pero no es lo fundamental en las artes marciales. A veces en la simpleza está la clave, y los artistas marciales nos enfocamos mucho al entrenar en depurar los golpes más sencillos para ir avanzando a cosas más sofisticadas. Existen muchos peleadores que no hacen nada rebuscado y ganan sus combates con golpes muy básicos, pero efectivos.
"Los practicantes de artes marciales son invencibles"
Vale, sabemos que estudiar artes marciales, independientemente de la disciplina, nos da un mayor enfoque en un combate y aumenta nuestra agilidad y fortaleza, pero ello no supone que nos convirtamos en Superman (o Supermujer). Un error común entre aquellos que no practican artes marciales es creer que cuando un practicante de artes marciales se ve envuelto en un conflicto real (como una pelea en la calle o un robo) los conocimientos marciales le salvarán.
Esto no es así. En caso de sufrir un robo, muchos expertos sostienen que estarían encantados de dar su cartera o pertenencias personales en vez de verse envueltos en una pelea.
El riesgo es demasiado grande. No importa lo mucho que sepamos de defensa personal. Las peleas en la vida real son siempre más impredecibles que pelear en tu gimnasio o club. No puedes saber si tu oponente intentará clavarte un cuchillo, y en ese caso da igual lo bueno que seas, porque las armas son peligrosas. Una herida de arma blanca puede dejar graves secuelas o incluso provocar la muerte. Los practicantes de artes marciales más experimentados sienten que este riesgo es demasiado alto y no vale la pena enfrentarse cuando se trata de pertenencias o bienes.
"Las mujeres no pueden practicar artes marciales"
Esta es otra afirmación falsa que oímos una y otra vez. Hay algunos individuos que creen que las artes marciales son sólo para chicos. Incluso llegan a creer que las mujeres son incapaces de entrenar y desarrollar su fortaleza lo suficiente como para defenderse ante un hombre más grande que ellas o desafiar a un atracador.
Sabemos que esto no es así, ya que hemos visto recientemente en las noticias casos de mujeres jóvenes que se han enfrentado al atacante y han conseguido defenderse y salir ilesas. Parece que estas situaciones se están produciendo ahora más que nunca. Las mujeres que practican Karate y Aikido por ejemplo, tendrán siempre el elemento sorpresa de su lado. Estas mujeres han sido entrenadas para defenderse con un contraataque y saben atacar en los puntos de presión, huesos e incluso órganos sin vacilar.
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