El aikidō (合気道、合氣道? "el camino de la energía y la armonía") es un gendai budō o arte marcial moderno del Japón.
Fue desarrollado inicialmente por el maestro Morihei Ueshiba (1883-1969), aproximadamente entre los años de 1930 y 1960.
La característica fundamental del Aikido es la búsqueda de la neutralización del contrario en situaciones de conflicto, dando lugar a la derrota del adversario sin dañarlo, en lugar de simplemente destruirlo o humillarlo.
El Aikido busca formar a sus practicantes como promotores de la paz.
Las fuentes técnicas y tácticas principales desde las cuales el maestro Morihei Ueshiba desarrolló el Aikido fueron algunas de las artes marciales del guerrero medieval japonés o samurai, como: el daitō ryū Aiki jujutsu (luxaciones, inmovilizaciones y proyecciones con base en los estilos de esgrima: Itto Ryu kenjutsu (directo antecesor del kendo moderno), el yagyu ryu kenjutsu (esgrima con sable) y el manejo de lanza sojutsu, estilo hōzōin-ryū; asimismo ha sido influenciado por el Judo (lanzamientos estrangulamientos y algunas luxaciones), arte que Ueshiba también practicó.
Filosóficamente, se basa en las enseñanzas del omoto (‘gran origen’), una secta neosintoísta fundada a fines del siglo XIX por una mujer de nombre Nao Deguchi y propagada a comienzos del siglo XX por su yerno, Onisaburo Deguchi, la cual tuvo una influencia importante en el pensamiento de Ueshiba desde el año 1919.
El maestro Morihei Ueshiba concluyó que el verdadero espíritu de las artes marciales no debe centrarse en el combate o la competencia deportiva, sino en la búsqueda de la perfección física y mental del ser humano, a través del entrenamiento y la práctica continuada.
Basándose en la enseñanza de su creador, el Aikido en general se niega a convertirse en un deporte competitivo y rechaza todo tipo de certámenes o concursos que incluyan las divisiones por pesos, las clasificaciones basadas en el número de victorias y la recompensa a los campeones, ya que estas cosas, entiende, sólo alimentan el ego, y a largo plazo, la falta de interés por los demás.
En las propias palabras de O-Sensei, definiendo los «Cinco Principios del Aikido» que estructuran su «núcleo», se aprecia la profunda espiritualidad y religiosidad de su pensamiento:
Aikido es el camino que une a todos los caminos del universo por toda la eternidad, es la Mente Universal que contiene todas las cosas y unifica todas las cosas.
El Aikido es la verdad enseñada por el universo y se debe aplicar a nuestras vidas en esta tierra.
Aikido es el principio y el camino que unen a la humanidad con la Conciencia Universal.
Aikido llega a su término cuando cada individuo, a través de su verdadero camino, se hace uno con el universo.
Aikido es el camino de la fuerza y la compasión que lleva a la perfección infinita para una mayor gloria de Dios.
El Aikido es un arte marcial de defensa personal, inspirado en la filosofía de la no violencia, creado a principios de este siglo por el maestro japonés Morihei Ueshiba.
El principio básico del Aikido es no oponer resistencia, es un ceder con el ánimo de recuperar.
La práctica del Aikido desarrolla el manejo del ki o energía interna. Igualmente, mejora la capacidad respiratoria y la forma física.
Muchas personas han comprobado que la práctica frecuente del Aikido les ayuda a disminuir y controlar el stress.
La palabra Aikido es la unión de tres ideogramas o vocablos japoneses:
AI: Armonía, Unión, Amor....Es la realización de nuestra conciencia humana sin agredir las leyes de nuestro entorno.
KI: Espíritu, Fuerza Vital, Energía... Es la búsqueda de nuestro equilibrio físico y mental.
DO: Camino, Vía, Forma de Vida....
El Aikido no es sólo un deporte. Es un estilo de vida, una disciplina, un proceso educativo para el entrenamiento de la mente, el cuerpo y el espíritu. No tiene por objeto únicamente el estudio de una técnica, sino también el desarrollo personal y el crecimiento espiritual.
El Aikido es una magnífica síntesis de las artes marciales japonesas, porque además de ser un excelente método de defensa personal, es una disciplina eficaz para el desarrollo y utilización de las fuerzas del hombre (tanto físicas como espirituales). Es además, un arte depurado que goza de buena estética, sobriedad, dinamismo, sencillez, elegancia y serenidad.
En Aikido no existe la competición porque es un arte netamente defensivo, derivado del arte de la espada Ken-Jutsu y del arte de las manos vacías Ju-Jutsu, incluyendo elementos de la filosofía Zen. Mientras que las escuelas tradicionales de artes marciales hacen énfasis en la defensa personal y el combate, el Aikido rechaza estos ideales puramente físicos y cambia el aspecto de la violencia por la armonía.
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